Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. 1 Pedro 2:9
Se han imaginado alguna vez ¿cómo se sentirían si fueran los hijos del rey de España o de la reina Isabel de Inglaterra? No estarían pensando en que tendrían que trabajar para ganar el sustento diario. Caminarían por todo el país siendo los más importantes de la nación y serían el objetivo de todas las revistas y diarios a nivel mundial. Bueno ¡basta ya!, dejemos de soñar y reconozcamos que no somos nada de eso, no tenemos ni siquiera sangre azul. Sin embargo si pertenecemos a un linaje diferente y superior a lo que ofrece este mundo, ya que hemos sido beneficiados por la sangre preciosa de Cristo el dueño del universo.
Amigo ustedes y yo somos los hijos del rey del universo y si lo has reconocido como tu salvador, aceptando su gracia maravillosa, viviendo cada día en el proceso de la santificación, al aceptar su sacrificio sustitutorio en la cruz, te digo que eres más que un príncipe. El apóstol Pedro nos asegura que el pueblo de Dios es diferente a todos los demás pues tiene cuatro características particulares: es un linaje escogido, un real sacerdocio, una nación santa y un pueblo que pertenece a Dios.
Sabes, lo más interesante de todo es que a lo largo del A.T. los reyes y sacerdotes eran individuos distintos. Sólo Melquisedec y el Mesías combinan ambas funciones, pero en Cristo Jesús, el cristiano puede llegar a ser ambos. ¡Que privilegio tenemos los hijos de Dios!
Por otro lado es necesario reconocer que todo privilegio tiene su responsabilidad y el mismo versículo de hoy lo indica. Ustedes y yo hemos sido salvos para que proclamemos lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, el cual nos ha sacado de las tinieblas del pecado.
Estoy seguro que muchos de tus amigos y familiares estarían gustosos de ser parte de este pueblo especial. Por la gracia de Dios conviértete en un AMIGO DE ESPERANZA. Cumple con tu parte pues ¡qué enormes son nuestras obligaciones con Dios, quien nos ha hecho su pueblo y nos ha mostrado su misericordia! Esta es la gran oportunidad. Ve e invítalos a salir de las tinieblas a “la luz admirable que es Cristo Jesús”.
Autor: Juan Felipe Lascarro G.
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