Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra. Éxodo 1:7
Como cristianos sabemos que somos peregrinos y extranjeros en esta tierra. Nuestra morada final no será en este mundo de maldad y pecado. Sin embargo nos asombramos al ver como las señales del regreso de Cristo son inminentes y el número de miembros de nuestra iglesia es poco en contraste con el número de la población mundial. Pero esto para Dios no es problema.
El pueblo de Israel al entrar en Egipto eran tan sólo setenta (Ex 1:5), nadie se imaginaría que siendo esclavos llegarían después de un tiempo a ser una nación de casi seiscientos mil hombres, sin contar a los niños y mujeres (Ex 12:37). Esto sólo puede suceder gracias a un Dios poderoso que los sustentó y preservó.
Hoy en día no debemos preocuparnos si somos pocos o muchos, nuestra mayor y más grande preocupación debería ser trabajar en armonía con el plan de Dios, ya que en éste nunca hay errores. El plan de Dios para la raza humana siempre ha contado con cuatro verbos asociados con crecimiento: “fructificar”, “multiplicar” (Gn 1:28), “aumentar” y “fortalecer”. Estos verbos en el versículo de hoy nos muestran que este crecimiento daba cumplimiento parcial a varias promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob (Gén. 12:2; 13:16; 15:5; 17:2, 6; 22:17; 26:4; 28:14; 35:11; 46:3; 48:4).
Esa promesa Dios quiere cumplirla en su iglesia hoy y tu puedes ser parte de ese plan maravilloso de Dios. Durante esta semana estaremos de fiesta espiritual, se estará predicando la Palabra de Dios y una esperanza brillará para muchos en sus corazones. Eres tú ahora el elegido de acompañar a la Deidad en esta gran empresa de ganar almas para el reino de los cielos.
No olvides, Dios puede hacer grandes cosas a pesar de que su pueblo esté en esclavitud. Él está interesado en hacer de tí un verdadero AMIGO DE ESPERANZA. Piensa solamente en cuántas personas podrían ser beneficiadas si tan sólo creyeras que tú eres el instrumento para invitar y que Dios hará el resto, a través de su Santo Espíritu, pues Él es el especialista en fructificar, multiplicar, aumentar y fortalecer en extremo.
Autor: Juan Felipe Lascarro G.
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