martes, 12 de julio de 2011

Tu Dios será mi Dios

               
Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Rut 1:16

Muy pocas veces recordamos a nuestra bisabuela. Sin embargo ese no fue el caso del rey David, quien sabía que la mamá de su abuelo había sido una mujer moabita, Rut. Hoy es un sábado especial, pues es el día misionero de la mujer adventista. Si aún no has felicitado a la mujer que está a tu lado, es el momento para hacerlo.
Cuando pensamos en Rut, llegamos a la conclusión que fue una mujer que decidió colocarse del lado de Jehová el Dios de Israel. Dejando atrás todas sus raíces familiares, tratando de olvidar el dolor de haber perdido a su esposo. Ahora decide seguir a su suegra hasta donde ella vaya, a pesar de que su compañera de dolor y tristeza, Orfa decidió volver a su hogar. Nunca más se habla de Orfa en la Biblia, pero no es así en el caso de Rut, quien a pesar de no ser del pueblo de Dios, por su elección pudo estar dentro de la genealogía de nuestro Señor Jesús (Mt 1:5).
Pero quiero llevarte a pensar en lo siguiente: ¿por qué Rut decidió seguir a su suegra Noemí, ir al pueblo de la promesa y servir al único Dios verdadero? Por el testimonio que le dio su suegra, “el único conocimiento que Rut tenía del Dios verdadero era el que había visto reflejado en Noemí y en los otros miembros de la familia de ésta” (CBA, t. 2, 432). Cuán importante es el testimonio que damos, no solamente por nuestras palabras, sino por la influencia que podemos ejercer sobre los demás, aún en medio de tu familia. Aunque Noemí no aparece en la genealogía de Jesús, su labor al servicio de Dios fue de gran valor, su fe que la hacía una mujer admirable, permitió que Rut pudiera ser parte del pueblo de Jehová.
Mujer adventista y tú también mi hermano adventista, hoy puedes llegar a ser un AMIGO DE ESPERANZA, y con tu testimonio traer a esos familiares, amigos o conocidos, que están esperando que los invites a gozar de la salvación que tú vives en Cristo Jesús.

Autor: Juan Felipe Lascarro G.

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