sábado, 16 de julio de 2011

Una cuestión de familia

Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. 1 Pedro 2:10

Aun después de un viaje cansador desde los Estados Unidos a Europa Oriental, el matrimonio estaba entusiasmado y emocionado de haber llegado a su destino. Ahora, en el orfanato en Rumania, caminaban con cuidado entre las frágiles cunas y los colchones en el suelo. La habitación tenía poca luz. Las paredes, el piso y los muebles distaban de estar limpios. El olor de una docena de pañales sucios saturaba el ambiente.
Al pasar por cada cama, un niñito levantaba la vista esperando recibir cariño. Detrás de cada pequeño rostro había una triste historia de abandono. Los ojos de la pareja se llenaron de lágrimas. Ya tenían cinco hijos varones, uno de los cuales era adoptado. Habían ido a Rumania para adoptar a otro niño. Les hubiera gustado llevarse todos los huerfanitos a casa, pero sólo podían llevar uno. ¿Cuál sería?
Luego la vieron, una pequeñita de pocas semanas. Sobresalía de entre todos los niños desamparados, como si Dios los hubiera impulsado hacia ella. Después de días de trámites oficiales, el matrimonio emprendió el viaje de regreso con su nueva hijita. La diminuta Andrea estaba completamente ajena al cambio milagroso que había comenzado en su vida.
Hoy Andrea tiene ocho años. Forma parte de una cariñosa familia cristiana con cinco hermanos mayores y dos hermanas menores. (¡Sus padres adoptaron a dos niñas más!). El cuidado y afecto que su nuevo hogar le ha brindado ha borrado el comienzo trágico de su vida. Y todo se debe a que su papá y su mamá la encontraron y se la llevaron a casa.
Todos tenemos algo en común con Andrea. Porque el pecado nos separó de Dios, llegamos al mundo solos. Fue como haber nacido en un orfanato. Necesitábamos desesperadamente que alguien nos cuidara. Entonces apareció Dios, no sólo para visitar, no sólo para dejarnos un regalo e irse, sino con el fin de llevarnos a su hogar para formar parte de su familia (Johnson, Devocionales para la familia.)
Este es el mes de los hogares misioneros y con la ayuda de Dios podremos fortalecer nuestros hogares, pues Él nos ha comprado con su sangre. Así como nosotros hoy gozamos de los privilegios de la salvación preparémonos para que llevemos el mensaje de Esperanza a otros hogares que no conocen a Dios. Hoy es el día para que vayas a esos hogares y cuentes lo que Dios ha hecho en tu vida.

martes, 12 de julio de 2011

Llamado: "Ni Yo te condeno"

El Día que Jesús cargó la leña

EL INFIERNO: La verdad en dos minutos

LA VERDAD DEL SÁBADO EN DOS MINUTOS

NUESTRO PADRE ES EL MONO: Toda la verdad en Dos Minutos

Cuatro sinónimos del poder de Dios

Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra. Éxodo 1:7

Como cristianos sabemos que somos peregrinos y extranjeros en esta tierra. Nuestra morada final no será en este mundo de maldad y pecado. Sin embargo nos asombramos al ver como las señales del regreso de Cristo son inminentes y el  número de miembros de nuestra iglesia es poco en contraste con el número de la población mundial. Pero esto para Dios no es problema.
El pueblo de Israel al entrar en Egipto eran tan sólo setenta (Ex 1:5), nadie se imaginaría que siendo esclavos llegarían después de un tiempo a ser una nación de casi seiscientos mil hombres, sin contar a los niños y mujeres (Ex 12:37). Esto sólo puede suceder gracias a un Dios poderoso que los sustentó y preservó.
Hoy en día no debemos preocuparnos si somos pocos o muchos, nuestra mayor y más grande preocupación debería ser trabajar en armonía con el plan de Dios, ya que en éste nunca hay errores. El plan de Dios para la raza humana siempre ha contado con cuatro verbos asociados con crecimiento: “fructificar”, “multiplicar” (Gn 1:28), “aumentar” y “fortalecer”. Estos verbos en el versículo de hoy nos muestran que este crecimiento daba cumplimiento parcial a varias promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob (Gén. 12:2; 13:16; 15:5; 17:2, 6; 22:17; 26:4; 28:14; 35:11; 46:3; 48:4).
Esa promesa Dios quiere cumplirla en su iglesia hoy y tu puedes ser parte de ese plan maravilloso de Dios. Durante esta semana estaremos de fiesta espiritual, se estará predicando la Palabra de Dios y una esperanza brillará para muchos en sus corazones. Eres tú ahora el elegido de acompañar a la Deidad en esta gran empresa de ganar almas para el reino de los cielos.
No olvides, Dios puede hacer grandes cosas a pesar de que su pueblo esté en esclavitud. Él está interesado en hacer de tí un verdadero AMIGO DE ESPERANZA. Piensa solamente en cuántas personas podrían ser beneficiadas si tan sólo creyeras que tú eres el instrumento para invitar y que Dios hará el resto, a través de su Santo Espíritu, pues Él es el especialista en fructificar, multiplicar, aumentar y fortalecer en extremo.

Autor: Juan Felipe Lascarro G.

Proclamad las obras maravillosas de Dios

Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. 1 Pedro 2:9

Se han imaginado alguna vez ¿cómo se sentirían si fueran los hijos del rey de España o de la reina Isabel de Inglaterra? No estarían pensando en que tendrían que trabajar para ganar el sustento diario. Caminarían por todo el país siendo los más importantes de la nación y serían el objetivo de todas las revistas y diarios a nivel mundial. Bueno ¡basta ya!, dejemos de soñar y reconozcamos que no somos nada de eso, no tenemos ni siquiera sangre azul. Sin embargo si pertenecemos a un linaje diferente y superior a lo que ofrece este mundo, ya que hemos sido beneficiados por la sangre preciosa de Cristo el dueño del universo.
Amigo ustedes y yo somos los hijos del rey del universo y si lo has reconocido como tu salvador, aceptando su gracia maravillosa, viviendo cada día en el proceso de la santificación, al aceptar su sacrificio sustitutorio en la cruz, te digo que eres más que un príncipe. El apóstol Pedro nos asegura que el pueblo de Dios es diferente a todos los demás pues tiene cuatro características particulares: es un linaje escogido, un real sacerdocio, una nación santa y un pueblo que pertenece a Dios.
Sabes, lo más interesante de todo es que a lo largo del A.T. los reyes y sacerdotes eran individuos distintos. Sólo Melquisedec y el Mesías combinan ambas funciones, pero en Cristo Jesús, el cristiano puede llegar a ser ambos. ¡Que privilegio tenemos los hijos de Dios!
Por otro lado es necesario reconocer que todo privilegio tiene su responsabilidad y el mismo versículo de hoy lo indica. Ustedes y yo hemos sido salvos para que proclamemos lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, el cual nos ha sacado de las tinieblas del pecado.
Estoy seguro que muchos de tus amigos y familiares estarían gustosos de ser parte de este pueblo especial. Por la gracia de Dios conviértete en un AMIGO DE ESPERANZA. Cumple con tu parte pues ¡qué enormes son nuestras obligaciones con Dios, quien nos ha hecho su pueblo y nos ha mostrado su misericordia! Esta es la gran oportunidad. Ve e invítalos a salir de las tinieblas a “la luz admirable que es Cristo Jesús”. 
                                                                                          Autor: Juan Felipe Lascarro G.

No quites de mí tu Santo Espíritu

Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente. 13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti. Salmo 51:12-13

Siempre he pensado que no me hubiera gustado estar en la situación del rey David, mucho menos en lo que tiene que ver con la visita del profeta Natán para mostrarle su pecado con Betsabé. David fue un hombre que ganó todas las guerras, pero le faltó la más importante la guerra contra su autosuficiencia. Él creyó que nadie se había dado cuenta de su pecado, es más, intento solucionarlo por sus propios medios, pero cuan vana es nuestra justicia. Lo que más me llama la atención de este suceso es que muchos se dieron cuenta de lo acontecido y se siguen enterando, pues hoy en día leen su historia en el registro sagrado (2 Samuel 11-12).
Por otro lado me consuela saber que el pecado de David fue registrado con un propósito y es que ustedes y yo lleguemos a ser verdaderos misioneros del Señor. ¡Si, como lo oye! para que seamos predicadores efectivos y poderosos.
En el Salmo 51 David cuenta los pasos que dio para volver a tener el gozo de la salvación. Primero reconoció su pecado, después lo confesó pidiendo que sus rebeliones fueran borradas y que su pecado fuera limpiado (v.1, 2,7). Además pidió que Dios le diera un corazón nuevo (v. 10). Por último pidió que el Santo Espíritu de Dios no se apartara de él.
David reconoce que sin el gozo de la salvación no podrá predicar. Si Dios le da paz que anhela tener, no dudará un segundo en enseñar a los trasgresores los caminos de redención. Ahora “promete enseñar a otros la malignidad del pecado para que abandonen sus malos caminos y busquen misericordia y perdón...Gracias al ejemplo de David, muchos aprenderían que Dios concede misericordia a quienes abandonan sus pecados, sin tomar en cuenta las profundidades en que hubieran caído” (CBA, t. 3, 765).
Hoy es el día de decirle a Dios vuélveme el gozo de la salvación, siguiendo los pasos de David y te convertirás en un AMIGO DE ESPERANZA, que enseñe a los pecadores el camino de regreso a Dios y por el poder del Espíritu Santo, estos vendrán a los pies del salvador.

Autor: Juan Felipe Lascarro G.

Tu Dios será mi Dios

               
Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Rut 1:16

Muy pocas veces recordamos a nuestra bisabuela. Sin embargo ese no fue el caso del rey David, quien sabía que la mamá de su abuelo había sido una mujer moabita, Rut. Hoy es un sábado especial, pues es el día misionero de la mujer adventista. Si aún no has felicitado a la mujer que está a tu lado, es el momento para hacerlo.
Cuando pensamos en Rut, llegamos a la conclusión que fue una mujer que decidió colocarse del lado de Jehová el Dios de Israel. Dejando atrás todas sus raíces familiares, tratando de olvidar el dolor de haber perdido a su esposo. Ahora decide seguir a su suegra hasta donde ella vaya, a pesar de que su compañera de dolor y tristeza, Orfa decidió volver a su hogar. Nunca más se habla de Orfa en la Biblia, pero no es así en el caso de Rut, quien a pesar de no ser del pueblo de Dios, por su elección pudo estar dentro de la genealogía de nuestro Señor Jesús (Mt 1:5).
Pero quiero llevarte a pensar en lo siguiente: ¿por qué Rut decidió seguir a su suegra Noemí, ir al pueblo de la promesa y servir al único Dios verdadero? Por el testimonio que le dio su suegra, “el único conocimiento que Rut tenía del Dios verdadero era el que había visto reflejado en Noemí y en los otros miembros de la familia de ésta” (CBA, t. 2, 432). Cuán importante es el testimonio que damos, no solamente por nuestras palabras, sino por la influencia que podemos ejercer sobre los demás, aún en medio de tu familia. Aunque Noemí no aparece en la genealogía de Jesús, su labor al servicio de Dios fue de gran valor, su fe que la hacía una mujer admirable, permitió que Rut pudiera ser parte del pueblo de Jehová.
Mujer adventista y tú también mi hermano adventista, hoy puedes llegar a ser un AMIGO DE ESPERANZA, y con tu testimonio traer a esos familiares, amigos o conocidos, que están esperando que los invites a gozar de la salvación que tú vives en Cristo Jesús.

Autor: Juan Felipe Lascarro G.